domingo, 7 de marzo de 2010

Relacion entre el Arbol y su Tiesto (maceta)

Los tiestos (macetas) son parte de la belleza de ese todo que es un bonsai: un arbol en un tiesto (maceta). El tiesto ayuda a contener el arbol y su alimento. Pero un buen tiesto no solo sirve para cultivar un arbol, sino que aun mas importante puede contribuir muchisimo a aumentar el valor del mismo. Por esa razon, el tema de la armonia entre arbol y tiesto es un tema de preocupacion para muchos bonsaistas.

Para ayudarnos en cuanto a este tema de la armonia, el maestro John Naka, en su libro Bonsai Techniques II, realizo el siguiente resumen de la relacion o armonia que se debe buscar entre el arbol y el tiesto:




La Limpieza y Mantenimiento de las Herramientas

Es muy importante el que las diferentes herramientas que utilizamos al trabajar nuestros árboles funcionen correctamente al utilizarlas. Para esto las herramientas han de estar perfectamente limpias y afiladas. Cuanto más limpias estén, mejor funcionaran. Una herramienta mal afilada, no realizará cortes limpios. Otra cosa a tener en cuenta es disponer de unas tijeras para uso exclusivo en raíces y otras para ramas. Si bien ambas han de estar muy afiladas ya que las raíces necesitan cortes muy limpios para evitar infecciones por mala cicatrización. Todas estas herramientas necesitaran de más atención y mantenimiento por nuestra parte.

Pero también es de suma importancia utilizar cada herramienta para su uso específico. Esto incluye evitar utilizarlas para cosas que no están diseñadas como cortar alambre con unas tijeras de poda, y evitar utilizarlas para acciones desproporcionadas, es decir intentar cortar una rama gruesa con una tijera pequeña. Además, debemos evitar que se caigan, pues pueden caer de punta y romperla.

Debemos limpiarlas después de cada uso, aunque sea por encima, y sobre todo el filo donde siempre podemos encontrar acumulaciones de resina, savia o polvo. Si dejamos que se vaya acumulando la suciedad, más difícil será corregirlo después. Un poquito de aceite lubricante de vez en cuando facilitará arrastrar el polvo sobre todo de los ejes de giro. Secarlas si se han mojado es fundamental, si no son de inoxidable se oxidan con facilidad.

Si vemos que mediante un trapo o papel no podemos desprender la suciedad podemos utilizar productos que tienen la capacidad de limpiar y proteger además de lubricar. Si el deterioro de la herramienta es acusado, podemos intentar limpiarla mediante lija fina, pero con mucho cuidado para que la capa que sirve de protección no desaparezca poco a poco. Si esto ocurre, podemos aplicar un aceite protector. Si además lubricamos el eje de giro, sobre todo en tijeras de las que se hace mucho uso como las de desfoliado, nuestras manos y dedos nos los agradecerán muchísimo.

domingo, 10 de enero de 2010

Consejos Para mantener en Buen Estado nuestras Herramientas de Bonsai

Es muy importante el que las herramientas que utilizamos para el mantenimiento y trabajo de nuestros árboles funcionen correctamente y sin problemas en su utilización. Para cada labor que debemos realizar en nuestros árboles hay herramientas diseñadas específicamente, las cuales pueden ser sustituidas con mayor o menor éxito, pero lo que deseamos es conseguir que las mismas estén en perfecto estado siempre que vayamos a utilizarlas.

Las herramientas han de estar perfectamente limpias y afiladas. Cuanto más limpias estén, mejor funcionaran. Una herramienta mal afilada, no realizará cortes limpios, y machacará o desgajara las fibras, lo cual no es nada aconsejable. Otra cosa a tener en cuenta, es en lo posible, disponer de unas tijeras para uso exclusivo en raíces, y otras para ramas. Si bien ambas han de estar muy afiladas, las raíces necesitan de cortes muy limpios para evitar infecciones por mala cicatrización, y es casi inevitable que al cortar, nos encontremos pequeñas piedras que estropeen el filo. Estas herramientas necesitaran de mas atención y mantenimiento por nuestra parte.

Ademas, debemos utilizar cada herramienta para su uso especifico. Evitar utilizarlas para cosas que no están diseñadas como cortar alambre con unas tijeras de poda, y evitar utilizarlas para acciones desproporcionadas, es decir intentar cortar una rama gruesa con una tijera pequeña por ejemplo. Procurar no hacer movimientos de torsión o palanca que puedan dañar la herramienta o crearle holguras. Esto es muy frecuente cuando se utilizan herramientas que no están diseñadas para esa función, o su tamaño no es el adecuado. Evitar que se caigan, pues tienen la mala costumbre de hacerlo de punta y romperla.

Limpiarlas después de cada uso, aunque sea por encima, y sobre todo el filo, de posibles acumulaciones de resina, savia o polvo. Si dejamos que se vaya acumulando la suciedad, más difícil será corregirlo después. Un poquito de aceite lubricante de vez en cuando facilitará arrastrar el polvo sobre todo de los ejes de giro. Secarlas si se han mojado es fundamental, si no son de inoxidable se oxidan con facilidad.

Si vemos que mediante un trapo o papel no podemos desprender la suciedad podemos utilizar alcohol de quemar. Más aconsejable todavía es usar algunos tipos de aceites lubricantes que tiene la capacidad de limpiar y proteger además de lubricar. Si el deterioro de la herramienta es acusado, podemos intentar limpiarla mediante lija fina o estropajos, pero ojo, porque el pavonado que sirve de protección desaparecerá poco a poco si insistimos mucho. Si esto ocurre, aplicar un aceite protector. No olvidarnos de engrasar el eje de giro, lo cual agradecerán nuestras manos y dedos, sobre todo en tijeras de las que se hace mucho uso, como las de desfoliado.

Los Abonos y sus Elementos

Un primer punto a tener en cuenta es que el abono no es el alimento de la planta propiamente dicho; el abono no es más que el conjunto de materiales necesarios para la elaboración de éste. De hecho no es más que un 10% del total, el otro 90% se obtiene directamente del aire. Serán las hojas las encargadas de transformar dichos materiales en algo aprovechable por la totalidad de la planta; la savia elaborada.

El abono de una planta debe estar formado por sales minerales solubles en agua, ya que éstas son las únicas asimilables a través de las raíces. Según las cantidades consumidas por la planta, los diferentes elementos se dividen en dos grupos: Microelementos y Macroelementos.

Los Microelementos no son necesarios en grandes cantidades, pero su falta puede llegar a causar problemas a la larga. Algunos de estos elementos son: hierro, cinc, calcio, magnesio, azufre, manganeso, molibdeno, boro, cloro, cobre, etc.

Los Macroelementos son un grupo formado por aquellas sustancias que la planta consume en grandes cantidades, y que por tanto su carencia resulta evidente mucho antes. Son el nitrógeno (N), el fósforo (P) y el potasio (K).

El nitrógeno favorece un rápido crecimiento en la planta, una mayor producción de flores o frutos y el desarrollo de unas hojas más grandes y verdes. En el caso de un bonsái hay que controlar el tamaño de las hojas para mantener una cierta proporción en el árbol, así que se reduce el nivel de nitrógeno. El fósforo interviene en gran cantidad de procesos vitales de la planta aumentando su resistencia en general. El potasio, entre otras cosas, interviene en los procesos de transformación del nitrógeno y al igual que el fósforo acelera los procesos de floración y fructificación.

En centros de jardinería se pueden encontrar dos categorías principales de abonos. Los abonos orgánicos y los abonos inorgánicos.

Los abonos de tipo inorgánico son un mezcla más o menos compleja de compuestos químicos diseñada para proporcionar a la planta aquellos nutrientes que precisa, pero a pesar de ser perfectamente aptos no son los más adecuados para un bonsái, o para cualquier plantan en una maceta ya puestos. Su gran problema radica en que lo que muestra la composición del producto es lo que hay, esto es: si abonamos con un compuesto de nitrógeno, potasio, fósforo, hierro y cinc, por ejemplo, la planta acabará desarrollando carencias del resto de elementos necesarios. Por ello antes de elegir un producto es necesario repasar su composición y asegurarse de que aporta la mayor cantidad posible de sustancias.

En bonsái, como ya se ha comentado, se suelen usar mezclas pobres en nitrógeno por lo que unas proporciones adecuadas para los tres elementos principales podrían ser 5-10-10, o incluso 2-10-10, donde la primera cifra hace referencia a la proporción de nitrógeno, la segunda a la de fósforo y la última a la de potasio. Estos abonos químicos los podemos encontrar en dos formatos: Sólido o líquido. Los de tipo sólido suelen ser de liberación más lenta actuando durante un periodo de tiempo más o menos largo según el producto, mientras que los de tipo líquido son de absorción casi inmediata. Y es con estos últimos que debemos ser muy cuidadosos respetando las dosis marcadas por el fabricante pues la planta no suele limitarse a tomar la cantidad de elementos que precisa, por ejemplo nitrógeno, sino que tiende a absorber todo lo que puede encontrar. Si las cantidades son excesivas en una misma dosis la planta simplemente se muere.

Los abonos orgánicos por el contrario no presentan este problema pues al ser mezclas de diferentes tipos de materias orgánicas primero necesitan ser descompuestos por microorganismos antes de poder ser asimilados. Las grandes ventajas de los orgánicos frente a los químicos son: por un lado, esta lentitud en la asimilación que hace que sea casi imposible matar a la planta por sobredosis (hay que tener en cuenta que el abono orgánico necesitará unas dos semanas tras haber sido colocado para empezar a ser asimilable por las raíces, y no terminará su descomposición en otras tres o cuatro), por otro favorece el desarrollo de bacterias y hongos beneficiosos para la planta (algo casi imposible en suelos estériles cargados de abonos químicos) y finalmente la cantidad de elementos que proporciona es mucho más variada que un abono inorgánico dificultando que la planta desarrolle carencias. En este sentido actúan como correctores del suelo aportando aquellos elementos que los abonos químicos no contienen en su composición.

En general se suele recomendar no utilizar abonos inorgánicos, pero también es cierto que son más cómodos y fáciles de obtener que los de tipo orgánico (pese a que estos son comunes en tiendas especializadas). En cualquier caso una buena medida si se va a utilizar un abono químico es alternarlo de tanto en tanto con otros de origen orgánico.

martes, 5 de enero de 2010

Pasos para Crear un Jin y Shari


Jin: Al quitarle la corteza, se puede dar a un árbol una apariencia ‘ruda’ y además, el árbol parece mucho más viejo. Fíjese bien en que parezca natural.

Pasos para crear un Jin:

1. Elija la rama del árbol al que quiere hacer Jin. Esta rama llegará a ser muy blanca así que llamará la atención, lo que hay que tener en cuenta cuando se elige.
2. Seleccionar la longitud deseada.
3. Con la navaja se corta un anillo en la base de la rama para no llevarse mas corteza de la deseada.
4. Con las pinzas se aplasta la corteza para separarla.
5. Ahora se quita la corteza, utilizando un cuchillo muy agudo y plano (una tenaza de Jin). Tómese su tiempo, ya que las ramas finas sobre todo se rompen fácilmente.
6. Con la gubias o la herramienta eléctrica se talla la rama para darle una forma más natural.
7. Para acelerar el blanqueo de la rama se puede tratar con sulfuro cálcico ("liquido de jin").


Shari: Al quitar parte de la corteza del tronco, se puede conseguir un efecto muy dramático y además, el árbol parece más viejo. También es posible ahuecar ligeramente parte del tronco. La parte desnuda del tronco tiene que empezar en la superficie y hacerse más estrecha conforme suba. Si quiere desnudar una parte muy ancha del tronco sería adecuado no cortar demasiado la corriente de savia para que las ramas por encima de la parte desnuda no se dañen.

Pasos para crear un Shari:

1. Elija la parte del árbol de la que quiere quitar la corteza. Se puede marcar esta parte primero con tiza para estar más seguro de cortar la parte deseada.
2. Con la navaja se corta el perímetro del área que se desea pelar.
3. Coja un cuchillo agudo y haga una muesca en la parte baja del Shari. Lo mejor ahora es tirar de la corteza con la mano o con una tenaza de Jin. Así, se sigue la dirección de crecimiento natural del árbol y parecerá mucho más natural.
4. Después de desnudar se puede decidir ahuecar el tronco ligeramente. Aquí también es muy importante mantener el equilibrio natural del árbol.
5. Para hacer acelerar el blanqueamiento Shari, es posible tratarlo con sulfuro cálcico.